235 día 26 luna 3

Hoy empieza mi onda.

Ese día fue el más largo que he vivido no me acuerdo desde cuando. Me llama la atención porque al Mario también le acaba de pasar. Desde las cuatro de la mañana sabía que algo andaba. De pronto mis ojos se abrieron y el sueño se esfumó. Esperé a ver si volvía, pero era muy fuerte. Sabía que no iba a volver. Decidí levantarme a buscar algo que hacer. Encontré lavar mi ropa. En lo que ella se paseaba por mi mente, lentamente llegó el sol. Más bien la mañana, el sol tardo un poco más en llegar. Tomé un baño, unas frutas y me encaminé a la oficina. Nunca había llegado tan temprano. He salido muchas veces a esa hora, pero llegar como nuevo día, nunca. El Augusto y el Takechi estaban dormidos cada uno debajo de su computadora. Prendí la mía y decidí escribir. Tenía que hacer unas propuestas de la página. Faltaban dos horas para que llegara Eduardo y quería aprovechar el tiempo. Tenía seis horas despierto cuando todos llegaron a la oficina. Ella seguía en mi cabeza y yo como que aceptaba olvidarla.

Extraño a la gente de Vallarta. Principalmente a Tanya, Flor e Isela.

El día pasó entre cosas del trabajo. Eduardo se quedó diseñando en mi computadora y yo salí a dar medio tanque de vueltas bajo el rico calor de Culiacán. Comí en el rancho con mi papá unos tacos de pescado, unas codornices y jugo de naranja. De la casa. De las que sembró mi abuelo. Entre tanto y entre todo pensaba y comentaba que andaba parado desde las cuatro de la mañana. Se me hacía raro y de repente preocupante pero... bueno.

Regresé a la oficina como a las seis. Agarré una de las computadoras, la que era de la Alexa y que ahora es de Gina, y seguí escribiendo. Abrí el hotmail y ahí estaba:

aun no puedo dormir...estoy muy inquieta,un poco anciosa... asi que lo pense y creo que esta noche dormire contigo, prometo no despertarte...pero aun asi intentare abrazarte y aunque esta noche no hace frio espero la cobija sea justa para los dos ............
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¨*¨dulces sueños ¨

Ahí entendí mi despertar y la ausencia de sueño. Dejé caer unas lágrimas, cerré el hotmail y salí corriendo a su casa.

Vi su sonrisa cuando entré. Sentí también a sus papás a punto de morderme. Muy discovery chanel el pedo. La tensión era fuerte por mi presencia ahí. Viéndola y buscando cruzarme con su mirada. Evitaba hacer contacto conmigo. Me despedí, tenía que ir a las bicicletas y me lanzó una sonrisa. Evidentemente sus papas no quieren.

La hora de la bicicleta se fue entre la diez-y-siete-añera que tengo atrás y la energía que me inyecto haber leído aquel mail. Me tenía muy feliz realmente. Sudé lo que tenía que sudar pero no me sentía cansado. Regresé a la oficina a escribir lo del periódico, me hablaron ese mismo día y lo necesitaban en la madrugada. Como siempre.